El año 1968 es icono de nuevas revoluciones, revueltas estudiantiles, protestas populares contra la guerra de Vietnam… y también de una época en la que surgió un cine vivo, un cine de la urgencia, muy apegado al momento, que buscaba capturar la esencia de lo que estaba pasando. Un cine en el que libertad temática y formal se daban la mano. En este ambiente surgieron obras como Un film comme les autres, de Jean Luc Godard, El grito, de Leobardo López Aretche o Grands soirs et petits matins, de William Klein.
Por aquellos años en España, tan ajena a todo lo que ocurría fuera de sus fronteras, encontramos sin embargo a varios cineastas trabajando al margen del cine establecido
Concretamente en 1968, Pere Portabella rodó Nocturno 29, una película protagonizada por Lucia Bosé, y por la que desfilan algunas de las personalidades artísticas más destacadas del momento: Joan Brossa, Antoni Tapiés o Antonio Saura, una obra de corte experimental, en la que queda patente la máxima que el propio Portabella enunció “Para llegar a un lugar desconocido hay que hacerlo también por caminos desconocidos”. José Antonio Maenza, uno de nuestros cineastas más malditos sino el que más, realizó El lobby contra el cordero y José María Nunes, iniciador de ese icono del cine de vanguardia que fue la Escuela de Barcelona, filmó Sexperiencias, una de las películas más libres, que hayan surgido en la cinematografía española.
Y es precisamente sobre Sexperiencias sobre la película que va este texto, texto que surge tras haber vuelto a ver la película en la sesión inaugural del ciclo de cine: Genealogías feministas en el arte español, celebrado en el Musac de León.
Uno de los temas a destacar en Sexperiencias es que el protagonismo de la película, cae en un personaje femenino, una joven estudiante María papel interpretado por Marta Mejías y en sus reacciones antes los sucesos de la actualidad política y social internacional en torno a los conflictos asociados al Mayo del 68 (Vietnam, Biafra, México…)
La película se estructura a partir de una historia de amor, entre María y un hombre mayor que ella (Carlos Otero) y es pionera al mostrarnos a una joven sexualmente libre, también mentalmente. Representa el modelo de una generación futura más abierta, discursiva y con un papel para la mujer, más políticamente activo en la sociedad. Hasta ahora no se había mostrado en el cine español a este “tipo de mujer” y tardaríamos años en volver a encontrarnos con una joven tan carismática y con tanta frescura en una película producida en España.
La película rodada en 35mm. fue financiada íntegramente, por el propio Nunes. Las carencias a las que tuvo que ajustarse, fueron aprovechadas para enfatizar la deconstrucción narrativa, rodada sin sonido directo, todos los diálogos se escribieron e incluyeron en la sala de montaje, en muchos casos jugando con las desincronías, lo que potenciaba la ruptura formal. Esta ruptura favoreció, claramente, al contenido político de la obra, ya que para que una obra sea, absolutamente, política, debe alejarse de la narrativa y forma clásicas, impuestas desde el cine comercial.
En el contexto de la España franquista, evidentemente, Sexperiencias fue prohibida por la Dirección General de Cinematografía, y tan solo pudo verse de forma clandestina en algunos cineclubs y universidades y fuera de España en varios festivales como el de Moscú. Posteriormente ya en democracia, pese a que como contó el propio Nunes, la película sigue prohibida porque nunca le preocupó hacer las gestiones para que la autorizaran, Sexperiencias ha tenido un recorrido interesante por filmotecas, ciclos y restrospectivas, sin embargo el cine de Nunes sigue siendo uno de los grandes desconocidos de nuestra cinematografía.
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