2.2.09

LARS Y UNA CHICA DE VERDAD - CRAIG GILLESPIE

Da gusto ver una película protagonizada por Ryan Gosling, el chico se ha convertido con tan solo dos o tres papeles como protagonista en el mejor actor del momento, sirva de ejemplo el nazi-judio de The Believer , el conflictivo profesor de Half Nelson o el Lars de esta, Lars and the real girl (Lars y una chica de verdad) donde es un chico tímido y enormemente encantador con algunos problemas de sociabilización, aunque quien no, en estos tiempos.
Lars, no resulta ningún freak, como he leído en otras críticas, tampoco tiene demasiado que ver con el Michel Piccoli de Tamaño Natural la obra maestra de Berlanga, el único nexo común en ambos es la aparición de una muñeca hinchable pero nada más. Porque el sádico Piccoli era un pervertido, en el mejor sentido de la palabra y el pobre Lars, tan solo sufre un delirio.Lars es un chico que vive en un pequeño pueblo de las montañas. Vive solo en el garaje desde que sus padres murieron pero tiene como vecinos en la casa grande, a su hermano mayor y a su cuñada embarazada.
Ella, está interpretada por la actriz inglesa, Emily Mortimer y si no fuera por su estupenda vis cómica el personaje resultaría demasiado blanco y candido. De hecho ese problema se extiende a toda la película y es que aunque funciona, contiene toda la historia un poso de sosería que empareja a su director, un casi desconocido, Craig Gillespie en algo así como, el alumno aventajado de Frank Capra.Durante la primera parte de la historia, el espectador se rie mucho, muchísimo con el descubrimiento de Bianca, la muñeca hinchable que Lars compra por internet para que se convierta en su novia. Se suceden entonces una serie de situaciones cómicas entre sus compañeros de trabajo, familiares etc. Siendo la mejor, la presentación de Bianca a su hermano en la cena de bienvenida.
La cosa da un giro cuando entra en escena, una doctora (Patricia Clarkson, que no para de trabajar, está también en los repartos de Elegí y Vicky Cristina Barcelona) que alienta a su familia a seguirle la corriente para que no sufra y con ellos, todo el pueblo en plan “Que bello es vivir”.
El acierto, es que como Bianca, no deja de ser una muñeca, las situaciones no terminan resultando del todo empalagosas o con moralina y aunque las risas van mermando a lo largo del metraje, no es una película sensiblera. Destaca el componente psicológico de Lars, realmente Bianca, no sustituye a una novia real sino que actúa como prolongación de si mismo en su apertura a relacionarse con los demás.
La muñeca le sirve para conectar con sus paisanos y cuando ya ve que no le hace tanta falta como al principio es cuando empieza también a cogerle manía. Porque, además, en un principio es la personalidad de Lars lo único que refleja, pero cuando son los demás quienes se dejan ver a través de ella y la muñeca ya no es sólo su extensión, sino la de todos los demás, el protagonista deja de aceptarla y literalmente, la mata.
En definitiva se trata de una fabula divertida, algo emotiva y sentimental pero bien escrita, su autora, Nancy Oliver, consiguió una nominación al Oscar este año y sobretodo bien interpretada, que no es poco.

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