Algo diferente sucedía el jueves 19 de junio en las salas del Majestic Passy, en pleno barrio 16º de la capital francesa. Numeroso público, prensa y fotógrafos se reunían allí en espera de alguien, acaso una celebridad.
Todo transcurría con total normalidad hasta que la Señora Catherine Deneuve se hizo presente en el hall del cine. La prensa y el público, provistos de cámaras fotográficas, se lanzaron a la caza de imágenes en vivo de la famosa estrella a la que, hasta entonces, muchos habían visto solo en la pantalla grande. Una mujer del público, emocionada, con expresión de devoción divina en el rostro y una cámara fotográfica en la mano, se acercó al acomodador exclamando: “¡La he visto, era Cahterine Deneuve en persona!”.
Comenzaba entonces la velada de apertura del Festival Différent!, organizado por el grupo Espagnolas en París, con la proyección de Tristana, el filme dirigido por Luis Buñuel en 1970 y protagonizado por Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero.
La velada contó asimismo con la presencia del realizador, actor y guionista Juan Luis Buñuel – hijo del creador del surrealismo en el cine-, y con la presencia de Laura del Sol –la actriz que protagonizara en 1983 la célebre Carmen de Carlos Saura-.
Agradecimientos, bienvenidas y la lectura por parte de Laura del Sol de un poema que recorre en sus versos los últimos treinta años de la historia del cine, sirvieron de introducción a una obra maestra de la que ya poco más se puede decir.
El relato transcurre en Toledo donde, a la muerte de su madre, la joven Tristana es adoptada por un aristócrata de edad avanzada, Don Lope. Aunque en un principio él acepta su papel de tutor, con el tiempo comienza a seducir a la inocente pupila para convertirla en su amante. “Tristana es uno de mis más grande recuerdos, -cuenta Catherine Deneuve-, me sentía atraída por el misterio de este personaje femenino, su comportamiento, sus pulsiones…”.
Más adelante hace referencia al estilo del director español: “El rodaje ha sido muy eufórico a pesar del costado a menudo muy dramático del guión, pues la óptica de Buñuel, aún cuando filma una historia dura, sigue siendo la del humor negro…”.
De hecho esa mirada ácida, sarcástica de la realidad, es lo que distingue a Buñuel de otros realizadores de su talla. Lo que en apariencia es un drama psicológico, oculta un trasfondo filosófico y político que a menudo pasa desapercibido detrás de la trama principal.
La transformación de un hombre como Don Lope, que al comienzo del relato defiende las ideas republicanas y la protección del débil y se declara en contra del matrimonio y del poder eclesiástico, en otro hombre más avejentado y enfermo que renuncia paso a paso, en forma apenas perceptible a sus ideales básicos para acercarse cada vez más a los valores de la derecha, ¿no es acaso una forma encubierta de mostrar el mismo proceso sufrido por España desde la Segunda República hacia el régimen franquista? Buñuel ha filmado no sólo en España, sino también en México y en Francia.
Inmejorable, pues, la elección de uno de sus filmes para abrir el festival Différent!, que se extendió hasta el domingo 22 de junio e incluyó los siguientes títulos: en la sala Le Latina, Positius (2007) de Judith Colell, sobre el problema de vivir con Sida en la sociedad de hoy; Les Vilains (1999) de Xavier Durringer, Les Proies (2007, título original: El Rey de la montaña) de Gonzalo López Gallego y Españolas en Paris (1971) de Roberto Bodegas.
En la sala Reflet Médicis: Yo (2007) de Rafa Cortés y Ne dites pas à ma mère que je suis en Colombie (2006) de Diego Buñuel.
En el marco de la Fiesta de la Música que se desarrolló en París a lo largo del sábado 21 de junio, se proyectaron tres filmes en el cine Reflet Médicis: La Leyenda del Tiempo (2005) de Isaki Lacuesta, Le Silence avant Bach (2007) de Pere Portabella y Joaquín Sabina: 9 días, 500 noches (2008) de Ramón Gieling. Se organizó además un concierto al aire libre del grupo En la puta rue [roué] en pleno Barrio Latino de París.
Adriana Schmorak
Todo transcurría con total normalidad hasta que la Señora Catherine Deneuve se hizo presente en el hall del cine. La prensa y el público, provistos de cámaras fotográficas, se lanzaron a la caza de imágenes en vivo de la famosa estrella a la que, hasta entonces, muchos habían visto solo en la pantalla grande. Una mujer del público, emocionada, con expresión de devoción divina en el rostro y una cámara fotográfica en la mano, se acercó al acomodador exclamando: “¡La he visto, era Cahterine Deneuve en persona!”.
Comenzaba entonces la velada de apertura del Festival Différent!, organizado por el grupo Espagnolas en París, con la proyección de Tristana, el filme dirigido por Luis Buñuel en 1970 y protagonizado por Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero.
La velada contó asimismo con la presencia del realizador, actor y guionista Juan Luis Buñuel – hijo del creador del surrealismo en el cine-, y con la presencia de Laura del Sol –la actriz que protagonizara en 1983 la célebre Carmen de Carlos Saura-.
Agradecimientos, bienvenidas y la lectura por parte de Laura del Sol de un poema que recorre en sus versos los últimos treinta años de la historia del cine, sirvieron de introducción a una obra maestra de la que ya poco más se puede decir.
El relato transcurre en Toledo donde, a la muerte de su madre, la joven Tristana es adoptada por un aristócrata de edad avanzada, Don Lope. Aunque en un principio él acepta su papel de tutor, con el tiempo comienza a seducir a la inocente pupila para convertirla en su amante. “Tristana es uno de mis más grande recuerdos, -cuenta Catherine Deneuve-, me sentía atraída por el misterio de este personaje femenino, su comportamiento, sus pulsiones…”.
Más adelante hace referencia al estilo del director español: “El rodaje ha sido muy eufórico a pesar del costado a menudo muy dramático del guión, pues la óptica de Buñuel, aún cuando filma una historia dura, sigue siendo la del humor negro…”.
De hecho esa mirada ácida, sarcástica de la realidad, es lo que distingue a Buñuel de otros realizadores de su talla. Lo que en apariencia es un drama psicológico, oculta un trasfondo filosófico y político que a menudo pasa desapercibido detrás de la trama principal.
La transformación de un hombre como Don Lope, que al comienzo del relato defiende las ideas republicanas y la protección del débil y se declara en contra del matrimonio y del poder eclesiástico, en otro hombre más avejentado y enfermo que renuncia paso a paso, en forma apenas perceptible a sus ideales básicos para acercarse cada vez más a los valores de la derecha, ¿no es acaso una forma encubierta de mostrar el mismo proceso sufrido por España desde la Segunda República hacia el régimen franquista? Buñuel ha filmado no sólo en España, sino también en México y en Francia.
Inmejorable, pues, la elección de uno de sus filmes para abrir el festival Différent!, que se extendió hasta el domingo 22 de junio e incluyó los siguientes títulos: en la sala Le Latina, Positius (2007) de Judith Colell, sobre el problema de vivir con Sida en la sociedad de hoy; Les Vilains (1999) de Xavier Durringer, Les Proies (2007, título original: El Rey de la montaña) de Gonzalo López Gallego y Españolas en Paris (1971) de Roberto Bodegas.
En la sala Reflet Médicis: Yo (2007) de Rafa Cortés y Ne dites pas à ma mère que je suis en Colombie (2006) de Diego Buñuel.
En el marco de la Fiesta de la Música que se desarrolló en París a lo largo del sábado 21 de junio, se proyectaron tres filmes en el cine Reflet Médicis: La Leyenda del Tiempo (2005) de Isaki Lacuesta, Le Silence avant Bach (2007) de Pere Portabella y Joaquín Sabina: 9 días, 500 noches (2008) de Ramón Gieling. Se organizó además un concierto al aire libre del grupo En la puta rue [roué] en pleno Barrio Latino de París.
Adriana Schmorak
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