This is england arranca fuerte y crees entonces que vas a ver una gran película pero 20 minutos después la historia da un giro y se convierte en una historia simplona. Así que uno se termina decepcionando bastante y aunque no me arrepiento de haberla visto sí que viniendo de Shane Medows, el director de Twentyfourseven, me esperaba algo mucho más cañero.Verano de 1983.
Shaun tiene 12 años y es el último día de clase antes del verano. Shaun, es el jovencísimo Thomas Turgoose, lo más destacado de la película, su interpretación es realmente increíble, hacía mucho que no se veía a un chaval con tanta tanta fuerza, de hecho solo por este protagonista merece verse.
Bueno, Shaun es un chico solitario que crece en un pueblo costero sin padre, ha muerto en esa guerra absurda que fue la de las Malvinas y todos se ríen de él porque en los 80 eso de vestir con pantalón campana como que no se lleva bien. La verdad es que la vida le trata mal hasta que se topa con un grupo de skinshead locales que “le adoptan”.
Con ellos, Shaun cambia su punto de vista, conoce las fiestas, las chicas, los tirantes, el ska y las botas Dr. Martins. Hasta aquí, todo va bien. El director describe con frescura los malos tiempo de la era Thatcher y refleja la cultura skin sin enjuiciarlos o tacharlos meramente de violentos y racistas. De hecho, está bien que se explique el fenómeno skin desde que surgieron en Londres durante los años 60.
Entonces pertenecían a las bandas skinheads, tanto los chicos blancos como los negros, uniéndoles a ambos su procedencia obrera y la música ska originaria de Jamaica. Esa primera parte de la cinta parece que tiene bastante que ver con la propia infancia del director en la anodina Inglaterra rural y se ve bien. El giro, viene cuando irrumpe en escena, Combo (interpretado por Stephen Graham) un ex convicto bastante insoportable que le lava el cerebro al pobre Shaun. Combo es un mal estereotipo de skin violento que va por ahí asustando a las minorías étnicas, en Inglaterra, “los llamados pakis”.
Desde la entrada de Combo, la película se vuelve predecible, sensiblera y videoclipera en cuanto a planificación se refiere. Cayendo en todos los tópicos, uno ya deja de prestar atención a lo que ocurre en pantalla.
Lo peor, llega con el poco creíble proceso de maduración que parece sufrir el protagonista cuando al presenciar una pelea entre Combo y un chico negro, Shaun abre los ojos y dejará de creer en sus “amigos skinheads” menos mal, que en el ultimo plano no vuelve a vestir con pantalón campana aunque el final es de todo menos original porque con la mirada perdida y solo en mitad de una playa, el rostro de Shaun parece superponerse al de Antoine Doinel en la inolvidable: Los 400 golpes. Pues eso, ¡vivan los Enfants terribles!
Shaun tiene 12 años y es el último día de clase antes del verano. Shaun, es el jovencísimo Thomas Turgoose, lo más destacado de la película, su interpretación es realmente increíble, hacía mucho que no se veía a un chaval con tanta tanta fuerza, de hecho solo por este protagonista merece verse.
Bueno, Shaun es un chico solitario que crece en un pueblo costero sin padre, ha muerto en esa guerra absurda que fue la de las Malvinas y todos se ríen de él porque en los 80 eso de vestir con pantalón campana como que no se lleva bien. La verdad es que la vida le trata mal hasta que se topa con un grupo de skinshead locales que “le adoptan”.
Con ellos, Shaun cambia su punto de vista, conoce las fiestas, las chicas, los tirantes, el ska y las botas Dr. Martins. Hasta aquí, todo va bien. El director describe con frescura los malos tiempo de la era Thatcher y refleja la cultura skin sin enjuiciarlos o tacharlos meramente de violentos y racistas. De hecho, está bien que se explique el fenómeno skin desde que surgieron en Londres durante los años 60.
Entonces pertenecían a las bandas skinheads, tanto los chicos blancos como los negros, uniéndoles a ambos su procedencia obrera y la música ska originaria de Jamaica. Esa primera parte de la cinta parece que tiene bastante que ver con la propia infancia del director en la anodina Inglaterra rural y se ve bien. El giro, viene cuando irrumpe en escena, Combo (interpretado por Stephen Graham) un ex convicto bastante insoportable que le lava el cerebro al pobre Shaun. Combo es un mal estereotipo de skin violento que va por ahí asustando a las minorías étnicas, en Inglaterra, “los llamados pakis”.
Desde la entrada de Combo, la película se vuelve predecible, sensiblera y videoclipera en cuanto a planificación se refiere. Cayendo en todos los tópicos, uno ya deja de prestar atención a lo que ocurre en pantalla.
Lo peor, llega con el poco creíble proceso de maduración que parece sufrir el protagonista cuando al presenciar una pelea entre Combo y un chico negro, Shaun abre los ojos y dejará de creer en sus “amigos skinheads” menos mal, que en el ultimo plano no vuelve a vestir con pantalón campana aunque el final es de todo menos original porque con la mirada perdida y solo en mitad de una playa, el rostro de Shaun parece superponerse al de Antoine Doinel en la inolvidable: Los 400 golpes. Pues eso, ¡vivan los Enfants terribles!
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