Esta película ha supuesto una de mis mayores decepciones en la edición de este año. Me interesaron las primeras obras de Gracia Querejeta pero ya la historia de Héctor, empezaba a chirriar por su clasicismo y esta última no es más que una repetición de la anterior contada además bajo un punto de vista puramente comercial, es decir con un tratamiento y estructura de esos para “gustar al gran público” sin ningún interés, al menos para quien escribe estas líneas. Me aburrió soberanamente el guión, por otro lado premiado guión por el jurado, escrito por Gracia y David Planell.Anteriormente les habían acusado de fríos y distantes y por eso ahora, la pareja decide dar un giro insertando algo de sentido del humor y personajes graciosos sin olvidar las historias humanas y la rutina de la clase obrera claro, pieza fundamental del llamado “cine social” que tanto gusta a los nuevos directores españoles.
Los papeles femeninos vuelven a ser nuevamente la pieza fundamental de la historia, relegando a los hombres a mera comparsa de las 2 protagonistas (Blanca Portillo y Maribel Verdú).
La figura del padre, de la ausencia del padre que ya estaba presente en, Hector está también en esta pero de manera más radical porque el personaje de Leo, el padre de la Verdú y dueño de los billares, ya aparece muerto desde el principio. 2 mujeres derrumbadas por su pasado pero de carácter fuerte que se unen para afrontar un futuro mejor, esta es la sinopsis de la película.
2 mujeres, 2 actrices omnipresentes en el cine español, Maribel Verdú y Blanca Portillo, esta ultima premiada con la concha, como mejor actriz. Blanca, da vida a Charo, una mujer dura y difícil que ha sido pareja de Leo durante los últimos 5 años.
Blanca Portillo, es una estupenda actriz, ya lo demostró en Volver y Alatriste el año pasado y es por ella y por la fuerza y credibilidad con la que impregna a su personaje, que aguanté hasta el final. Maribel Verdú, es otra historia. Tengo manía a la Verdú, eso es verdad es algo personal y me da igual que ya tenga edad suficiente para hacer de madre, no me la creo, no me gusta y no me transmite nada como joven separada que intenta salir adelante reabriendo el negocio familiar. En fin todo un drama el de esta chica pero eso sí con final feliz, o al menos esperanzador porque para eso estamos ante una película, de “cine social made in spain”.
El resto del reparto pasa bastante desapercibido, un buen puñado de buenos secundarios a los que no se les saca el suficiente partido; Ramón Barea, Jesús Castejón, Amparo Baró, Raúl Arévalo y Enrique Villén. Por cierto alguien puede explicarme que ¿le pasa al final al personaje del tuerto?
Quizás destacar en un pequeño papel de enfermera a la joven, Natalia Mateo que brilla siempre con luz propia y va haciéndose un hueco en el panorama nacional, quiero verla más.
La planificación, no aporta nada nuevo y el correcto montaje de Nacho Ruiz Capillas tampoco. Si resulta entonces una historia solo de personajes, me aburre y además ¿a quien le importan los billares? ese contexto con una partida que al final no llega a verse y que supuestamente sirve como hilo conductor o metáfora de la historia, llámenlo como quieran me aburre soberananamente 3 de las 5 películas que ha dirigido hasta la fecha, Gracia Querejeta han ido a concurso a San Sebastian. Por regla general, es muy difícil que te programen en la sección oficial de este festival. Son muchas y muy buenas, las obras que quedan fuera. Comprendo que resulta difícil cuadrar una programación pero, realmente ¿merece esta película estar ahí? Sin ánimo de ofender a nadie, parece más un compromiso que otra cosa estrenar siempre a Gracia Querejeta en San Sebastián. En esta ocasión, además del “grande Elias” figuran como co- productores, Tedy Villalba y D. Enrique Cerezo, ¿alguien da más?. En definitiva mediocre película, sobrevalorada por ciertos sectores de la crítica que seguro, va a hacer taquilla.
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