2.2.09

BALLAST - LANCE HAMMER

Una de las mejores películas programadas en la sección oficial de la 46 edición del Festival de cine de Gijón fue Ballast. Ópera prima del californiano Lance Hammer, es una película muy cruda sobre la vida en el Delta del Mississippi.
La historia está construida con un estilo casi documental. Presenta a una familia desestructurada, que se rompe definitivamente con el suicidio de Darius, el eslabón que unía ambas partes. No penséis que estoy desvelando nada, éste es el arranque de la película.Con una sencilla puesta en escena y un guión que reparte la información de forma muy dosificada, vamos conociendo a los tres personajes que conforman la historia.
La ex-mujer de Darius, Marlee (Tarra Riggs), su hijo James (Jim Myron Ross) y su hermano Lawrence (Michael J. Smith).
Los problemas que azotan a estos tres personajes, van aumentando a medida que avanza la historia, Marlee es despedida de su trabajo, James tiene problemas con las drogas y con los camellos y Lawrence encerrado en sí mismo, deja de lado el contacto con la realidad para quedarse en casa.Los tres personajes están condenados a entenderse, por un lado comparte un terreno y viven uno frente al otro, por otro lado comparten un profundo dolor y se necesitan para no precipitarse al vacío, para sobrevivir.
El ambiente desolador que puebla todo el paisaje de la película, está perfectamente retratado a través de una fotografía, grisácea, pesada, que parece oprimir a todos los que por el Mississippi habitan.
Esta desolación se acentúa con la puesta en escena, en la que sólo vemos lo esencial, ningún elemento permite distraerse de lo fundamental, los personajes. Como ejemplo, una secuencia que me llamó particularmente la atención. Lawrence, después de varios días encerrado en casa, decide que ya es hora de salir a hacer algo y va a un bar. Lo vemos en primer plano, todo el fondo fuera de foco y oímos algo de música y dos bolas de billar que chocan. Esta es toda la referencia que tenemos del local, nunca vemos un plano general del bar, ni a más clientes, ni al camarero, simplemente el sonido de dos bolas de billar que chocan nos indica que está en un bar.
Sin lugar a dudas estamos ante una de las mejores películas del año, premiada en Sundance (Mejor director y mejor fotografía) y aquí en Xixón (Mejor Actor ex aequo para Michale J. Smith y Jim Miron Ross) y junto con Frozen River de Courtney Hunt y Rachel getting married de Jonathan Demme lo mejor que nos ha llegado este 2008 desde EE.UU.

1 comentario:

Eddie dijo...

Iba a ir a una fiesta prometedora en el centro. Según me dijeron estaría llena de viejas buenas pero había que ponerse algo bien; no muy elegante pero bien. Ya estaba decidido, saqué una camisa a cuadros que compré hace muy poco en una tienda cara y un saco de tela azul que le hace juego. Me gusta como me queda con el cuello de la camisa por fuera así que me la probé y me miré en el espejo del baño como quinceañera tratando de hacer que todo el pelo se fuera para atrás pero como había usado gorra todo el día el pelo estaba tieso como esponjilla así que simplemente no pude moverlo y lo dejé como estaba y lo ladié levemente hacia la derecha. En la fiesta estarían Carlos y Daniel, gente con la que la paso bien, pero no tenía crédito para comunicarme así que salí al supermercado para comprarle minutos a mi celular en la fila de máximo 10 productos. Agarré una Menshealt en español y leí mientras hacía la fila el típico diez trucos para… al fondo sonaban una especie de música de navidad coral que espanta en lugar de conmover sobre todo teniendo en cuenta que es noviembre y tengo me hace pensar en todo lo que tengo que hacer para antes del 3 de diciembre y las pocas ganas que tengo. Compré los minutos me comuniqué con Michael y quedamos en que cuando estuviera en la puerta lo llamara. Daniela también tenía fiesta y Tomás quería que les cayera al Patric Miller pero la fiesta con Michael, Daniel y Carlos estaba apalabrada desde hace tiempos, así que todo indicaba que iría y punto pero mientras esperaba se me ocurrió que sería una buena cosa empezar a ver una película que no prometía nada y me vendieron pirata en la esquina como una buena peli gringa de cine independiente. Empezó con tensión, una escena un poco confusa que se va aclarando por partes a medida que van pasando los minutos, así que para ponerme cómodo me quité el saco y me desabotoné la camisa. Lo segundo que me llamó la atención fue el sonido crudo que me recordó a la mexicana Luz silenciosa y no fue sólo por la falta de un fondo musical editado y coordinado con la escena, sino por esa especie de método documental en la que está filmada. Pero más importante para mi fue que siendo una película de negros americanos no empieza con una gran puesta en escena dramáticamente hip hop y un despliegue innecesario de bling bling, eso sí que es una excentricidad hoy en día, eso hizo que siguiera viéndola sin remordimiento, ahora me quité los zapatos y me tiré en la cama y cada vez se hacían más largos los tiempos sin mirar el celular esperando el mensaje de “ya llegué”. Las escenas y los paisajes me parecieron bonitos por lo económicos: un gris tenue y esa sensación de muy-frío-permanentemente me pareció sobrecogedor. Y el ambiente adentro de esas frágiles casitas gringas que tanto detesté cuando viví en Texas hace un año. En resumen, la película hizo que pudiera sobrevivir a la música coral de navidad del supermercado y que finalmente me metiera debajo de las cobijas para verla hasta el final sin que volviera a pasar por mi cabeza la fiesta de las viejas buenas. Terminé con la idea de escribir algo y de irme mañana temprano a correr unos kilómetros, menos mal no fui a la fiesta, seguro ahora estaría hasta el cuello de MDMA y no hubiera podido ir mañana a la pista.

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