A Gilliam y su equipo les pasó de todo; desde conflictos personales a una tormenta en el desierto pasando por la enfermedad del actor protagonista y lo que tenemos finalmente es "esta otra gran película" que a manera de catálogo de desgracias, ilustra todo lo malo que puede llegar a pasar en un rodaje de cine. Los directores del documental, Keith Fulton y Louis Pepe ni en sueños imaginaron lo que allí iba a pasar.
Capturan todo el drama de los 6 días de rodaje y las semanas previas de preproducción, con planos cámara al hombro y entrevistas en el momento adecuado. "Lost in la mancha", recorre también la vida de este particular cineasta, sus problemas con la maquinaria de Hollywood desde el fiasco del Barón Munchausen, donde lo tachan de excesivo y excéntrico y la relación que mantiene con productores e inversores europeos desde entonces.
El genial actor francés Jean Rochefort, fue el elegido para dar vida al Hidalgo Caballero. Pudo rodar muy pocos días aunque se había preparado, montando a caballo y aprendiendo inglés durante 7 meses. Una persistente enfermedad y una actitud que empezaba a parecerse demasiado a la del propio D. Quijote, le hicieron abandonar la película y regresar a su casa en París. Johny Deep, como un periodista que viaja en el tiempo, iba a ser un original Sancho Panza con extensiones rubias y Vanessa Paradis, perdida durante todas las pruebas de vestuario y maquillaje, la amada del protagonista.
Las localizaciones estaban buscadas en España, algunos personajes secundarios y lo mejor la estrambótica figuración de "gañanes ibéricos" para hacer de gigantes que dejaron tan fascinado al director que hasta ideó un trailer con ellos.
Gilliam consiguió juntar 32 millones de dólares para hacer una superproducción en Europa pero la forma de trabajar del director acaba siendo "a la manera americana" y eso supone un dinero que en Europa es imposible de abarcar sobretodo cuando el seguro no cubre las desgracias.
Al ver algunas de las tomas del copión original, intuimos lo que pudo ser y no fue; panorámicas, grandes angulares, una puesta en escena espectacular, actores en estado de gracia y ese sentido del humor que Terry Gilliam conserva desde su paso por los Monty Python.
En los apartamentos de Plaza España, un casi abatido Gilliam habla por teléfono sobre su desilusión con la película. Parece que ya no piensa en ella, ya no la tiene en la cabeza después de tanto tiempo imaginándosela en sus dibujos y lo peor, es que ya no tiene ganas de hacerla. El proyecto, sigue embargado desde el año 2000 y de momento ningún otro productor parece querer sacarlo adelante.
Lost in la mancha formó parte de la sección Documenta el Quijote en el año de celebración del cuarto centenario.
Capturan todo el drama de los 6 días de rodaje y las semanas previas de preproducción, con planos cámara al hombro y entrevistas en el momento adecuado. "Lost in la mancha", recorre también la vida de este particular cineasta, sus problemas con la maquinaria de Hollywood desde el fiasco del Barón Munchausen, donde lo tachan de excesivo y excéntrico y la relación que mantiene con productores e inversores europeos desde entonces.
El genial actor francés Jean Rochefort, fue el elegido para dar vida al Hidalgo Caballero. Pudo rodar muy pocos días aunque se había preparado, montando a caballo y aprendiendo inglés durante 7 meses. Una persistente enfermedad y una actitud que empezaba a parecerse demasiado a la del propio D. Quijote, le hicieron abandonar la película y regresar a su casa en París. Johny Deep, como un periodista que viaja en el tiempo, iba a ser un original Sancho Panza con extensiones rubias y Vanessa Paradis, perdida durante todas las pruebas de vestuario y maquillaje, la amada del protagonista.
Las localizaciones estaban buscadas en España, algunos personajes secundarios y lo mejor la estrambótica figuración de "gañanes ibéricos" para hacer de gigantes que dejaron tan fascinado al director que hasta ideó un trailer con ellos.
Gilliam consiguió juntar 32 millones de dólares para hacer una superproducción en Europa pero la forma de trabajar del director acaba siendo "a la manera americana" y eso supone un dinero que en Europa es imposible de abarcar sobretodo cuando el seguro no cubre las desgracias.
Al ver algunas de las tomas del copión original, intuimos lo que pudo ser y no fue; panorámicas, grandes angulares, una puesta en escena espectacular, actores en estado de gracia y ese sentido del humor que Terry Gilliam conserva desde su paso por los Monty Python.
En los apartamentos de Plaza España, un casi abatido Gilliam habla por teléfono sobre su desilusión con la película. Parece que ya no piensa en ella, ya no la tiene en la cabeza después de tanto tiempo imaginándosela en sus dibujos y lo peor, es que ya no tiene ganas de hacerla. El proyecto, sigue embargado desde el año 2000 y de momento ningún otro productor parece querer sacarlo adelante.
Lost in la mancha formó parte de la sección Documenta el Quijote en el año de celebración del cuarto centenario.
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