"Holy Lola" (La pequeña Lola) se podría enmarcar dentro del género de aventuras, tan sólo hay que echarle un poco de imaginación y sustituir a Indiana Jones por Pierre (Jacques Gamblin) y su mujer Géraldine (Isabelle Carré) El escenario el habitual en estos casos, un exótico país: Camboya y el objetivo, la adopción de un niño, su particular santo grial, que se conseguirá si superan con éxito los innumerables obstáculos que jalonan el camino. Pero también nos encontamos ante una historia de amor entre una pareja que se enfrentará a sus miedos, a sus egoísmos y que acabará transformada para siempre.
Para Tavernier dirigir "Holy Lola" ha sido mucho más que hacer una película, como el mismo afirma: "Camboya ha llegado a lo más profundo de mi ser, me he enamorado realmente de este país y esto ha cambiado mi concepción del mundo" El rodaje se ha convertido en una experinecia vital que acompañará a todo el equipo de por vida, sesgún nos contó en la rueda de prensa compartir el trabajo con un equipo técnico camboyano ha sido una auténtica lección de dignidad, especialmente en la escenas de la visita al museo del genocidio, allí muchos de ellos habían perdido a familiares.
Si en estos momentos hay un director sólido en Europa ese es sin duda Bertrand Tavernier, la verosimilitud de sus historias es incuestionable, para la elaboración de este guión ha contado con Dominique Sampiero, quien ya trabajó en "Hoy empieza todo" y con su hija Tiffany Tavernier, entre los tres vuelven a conseguir conjugar de forma magistral realidad y ficción.
Tras diez minutos viendo "Holy lola" no queda ningún espectador en la sala que no se haya transportado a Camboya siguiendo a Pierre y Géraldine en su particular aventura. El ambiente caótico y lluvioso de la calles de Phnom Penh, sus gentes, sus colores... todo está milimétricamente documentado y retratado. Y aquí es donde se notan las horas, los días y los meses de trabajo previo. Todo ello se ve favoracido por la química existente entre Jacques Gamblin e Isabelle Carré, el primero un médico reflexivo que intenta ver todo con cierta distancia y ella una joven impulsiva que se verá afectada por todo lo que le rodea. Ambos magníficos en sus interpretaciones.
Aunque reconozco que mi imparciabilidad ante una película de Tavernier es más bien nula, creo que no me equivoco afirmando que las proyecciones de "Holy Lola" han sido uno de los momentos culminantes de la 53 edición del Festival de San Sebastián.
Para Tavernier dirigir "Holy Lola" ha sido mucho más que hacer una película, como el mismo afirma: "Camboya ha llegado a lo más profundo de mi ser, me he enamorado realmente de este país y esto ha cambiado mi concepción del mundo" El rodaje se ha convertido en una experinecia vital que acompañará a todo el equipo de por vida, sesgún nos contó en la rueda de prensa compartir el trabajo con un equipo técnico camboyano ha sido una auténtica lección de dignidad, especialmente en la escenas de la visita al museo del genocidio, allí muchos de ellos habían perdido a familiares.
Si en estos momentos hay un director sólido en Europa ese es sin duda Bertrand Tavernier, la verosimilitud de sus historias es incuestionable, para la elaboración de este guión ha contado con Dominique Sampiero, quien ya trabajó en "Hoy empieza todo" y con su hija Tiffany Tavernier, entre los tres vuelven a conseguir conjugar de forma magistral realidad y ficción.
Tras diez minutos viendo "Holy lola" no queda ningún espectador en la sala que no se haya transportado a Camboya siguiendo a Pierre y Géraldine en su particular aventura. El ambiente caótico y lluvioso de la calles de Phnom Penh, sus gentes, sus colores... todo está milimétricamente documentado y retratado. Y aquí es donde se notan las horas, los días y los meses de trabajo previo. Todo ello se ve favoracido por la química existente entre Jacques Gamblin e Isabelle Carré, el primero un médico reflexivo que intenta ver todo con cierta distancia y ella una joven impulsiva que se verá afectada por todo lo que le rodea. Ambos magníficos en sus interpretaciones.
Aunque reconozco que mi imparciabilidad ante una película de Tavernier es más bien nula, creo que no me equivoco afirmando que las proyecciones de "Holy Lola" han sido uno de los momentos culminantes de la 53 edición del Festival de San Sebastián.
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