Felipe Vega es uno de los directores más peculiares, personales y quizás por eso mismo, uno de los más desconocidos dentro del actual cine español. Su cine está dotado de un particular sentido del tempo y sus historias destilan un humor ácido y elegante más cercano a la comedia francesa que a la española. Habitual de la seminci donde en pasadas ediciones presentó, El mejor de los tiempos, Un paraguas para 3 y más recientemente, Nubes de verano, firma con esta, Mujeres en el parque, su mejor película hasta la fecha.
El retrato de 3 mujeres y un hombre con el parque del Retiro madrileño como telón de fondo. Un guión más que sólido, además de Felipe lo ha co-escrito el periodista Manuel Hidalgo que se guarda un pequeño papel en la película, construido en base a las pequeñas cosas de la vida cotidiana que puede aburrir a algunos por "falto de acción" o encantar a otros por la verdad que desprenden los diálogos. La película arranca en un momento de crisis en la vida del matrimonio formado por Daniel (Adolfo Fernandez, un actor muy conocido de la televisión a tener en cuenta a partir de ahora también en cine) y Ana (estupenda, Blanca Apilánez).
El director muestra a una familia de clase media-alta mil veces vista en el cine de Claude Chabrol o Eric Rohmer pero que se ha reflejado muy poco en nuestro cine más amigo de "los jóvenes urbanitas y de la clase obrera".
Mónica (Bárbara Lennie, la chica de Obaba) es la hija veinteañera de ambos y el personaje que nos sirve como hilo conductor de la historia.
Lo mejor de esta película es la complejidad y cantidad de matices que tienen los personajes apoyados tanto por un buen guión, como por unas excelentes interpretaciones. Daniel, es un hombre complejo. Trabaja como profesor de música y es concertista de piano, la música parece ser lo único que verdaderamente le llena. Daniel se ha ido a vivir sólo y quiere el divorcio. Ana, es galerista y no entiende a su marido. El malestar de la pareja repercute en la hija, Mónica una joven desencantada después de acabar la carrera de periodismo. La otra mujer que completa el cuarteto de la historia, es Clara (Enma Villasarau) con la que Daniel mantiene una relación extraña desde hace tiempo y que despierta la curiosidad de Mónica.
Después de seguirlos varias veces por el parque, la chica descubrirá una tarde algo, que le va a cambiar la vida. En el reparto, cabe destacar también en pequeños papeles a Isabel Ampudia, Javier Albalá, Alberto Ferreiro (Soldados de Salamina, La mala educación) como David el novio de Mónica y con 2 apariciones desternillantes como si de un Woddy Allen patrio se tratase, el jovencísimo Fernando Tielve (el niño del Espinazo del diablo) pone la nota más cómica como uno de los alumnos de Daniel. Planos largos, exteriores sencillos rodados de manera casi doméstica, un montaje sutil de Ángel Hernández Zoido, en uno de sus mejores trabajos hasta ahora. Entramos y salimos de las vidas de estas personas con gran naturalidad, casi sin darnos cuenta pero queriendo saber al final más sobre ellos, sobre el futuro incierto de Daniel, Ana, Mónica y Clara con los que hemos compartido algo más de 100 minutos, de vida. Pendiente de estreno, lástima que no se llevara nada del palmarés, porque eso le habría ayudado en su carrera comercial que espero no sea del todo difícil ni corta.
El retrato de 3 mujeres y un hombre con el parque del Retiro madrileño como telón de fondo. Un guión más que sólido, además de Felipe lo ha co-escrito el periodista Manuel Hidalgo que se guarda un pequeño papel en la película, construido en base a las pequeñas cosas de la vida cotidiana que puede aburrir a algunos por "falto de acción" o encantar a otros por la verdad que desprenden los diálogos. La película arranca en un momento de crisis en la vida del matrimonio formado por Daniel (Adolfo Fernandez, un actor muy conocido de la televisión a tener en cuenta a partir de ahora también en cine) y Ana (estupenda, Blanca Apilánez).
El director muestra a una familia de clase media-alta mil veces vista en el cine de Claude Chabrol o Eric Rohmer pero que se ha reflejado muy poco en nuestro cine más amigo de "los jóvenes urbanitas y de la clase obrera".
Mónica (Bárbara Lennie, la chica de Obaba) es la hija veinteañera de ambos y el personaje que nos sirve como hilo conductor de la historia.
Lo mejor de esta película es la complejidad y cantidad de matices que tienen los personajes apoyados tanto por un buen guión, como por unas excelentes interpretaciones. Daniel, es un hombre complejo. Trabaja como profesor de música y es concertista de piano, la música parece ser lo único que verdaderamente le llena. Daniel se ha ido a vivir sólo y quiere el divorcio. Ana, es galerista y no entiende a su marido. El malestar de la pareja repercute en la hija, Mónica una joven desencantada después de acabar la carrera de periodismo. La otra mujer que completa el cuarteto de la historia, es Clara (Enma Villasarau) con la que Daniel mantiene una relación extraña desde hace tiempo y que despierta la curiosidad de Mónica.
Después de seguirlos varias veces por el parque, la chica descubrirá una tarde algo, que le va a cambiar la vida. En el reparto, cabe destacar también en pequeños papeles a Isabel Ampudia, Javier Albalá, Alberto Ferreiro (Soldados de Salamina, La mala educación) como David el novio de Mónica y con 2 apariciones desternillantes como si de un Woddy Allen patrio se tratase, el jovencísimo Fernando Tielve (el niño del Espinazo del diablo) pone la nota más cómica como uno de los alumnos de Daniel. Planos largos, exteriores sencillos rodados de manera casi doméstica, un montaje sutil de Ángel Hernández Zoido, en uno de sus mejores trabajos hasta ahora. Entramos y salimos de las vidas de estas personas con gran naturalidad, casi sin darnos cuenta pero queriendo saber al final más sobre ellos, sobre el futuro incierto de Daniel, Ana, Mónica y Clara con los que hemos compartido algo más de 100 minutos, de vida. Pendiente de estreno, lástima que no se llevara nada del palmarés, porque eso le habría ayudado en su carrera comercial que espero no sea del todo difícil ni corta.
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