El día 8 de Marzo de 2005, asistimos al feliz estreno de la ópera prima de Carlos Iglesias: "1 Franco, 14 pesetas" en el club de cine "Calle 54". Estreno mundial, antes de su pase a concurso en el Festival de Málaga y del estreno comercial en cines, a finales de abril. Carlos Iglesias se dio a conocer hace ya unos cuantos añitos como humorista del programa, "Esta noche cruzamos el Mississippi" con el inefable, Pepe Navarro. El personaje de "Pepelu" parodia de la "Terelu" de Mª Teresa Campos se colaba en todos los hogares españoles al filo de la medianoche.
De ahí pasó a la serie de "casposo éxito, made in Antena 3"; "Manos a la obra" dando vida a Benito, uno de los dos chapuzas protagonistas, el otro era, Ángel de Andrés López.
Aunque Carlos tiene una innegable vis cómica, no fue hasta verle en su recreación de Sancho Panza, en la película de Manuel Gutiérrez Aragón, "El caballero D. Quijote" cuando nos fijamos realmente en él, como el gran actor que no obstante desde sus primeras apariciones en la pequeña pantalla, siempre fue.
Ahora se revela de nuevo con un protagonista entrañable en una estupenda película que se basa en su propia historia personal y que además dirige con bastante buen pulso, lo cual no resulta fácil en una ópera prima. Cómo el mismo comentó después de la proyección, "se ha ahorrado así mucho en psiquiatras" porque la familia protagonista recrea la suya propia y además pudo rodar en los escenarios naturales de su infancia.
Primero en el sótano donde nació, en el madrileño barrio de Argüelles y después en la casa donde se crió en un pueblecito montañés del norte de Suiza.
La historia de su familia, es igual a la de tantos otros españoles que emigraron a principios de los años 60 huyendo de la miseria en una España gris, que no daba ninguna oportunidad. El padre, mecánico profesional, pierde su trabajo en la Peugeot después del despido masivo de empleados que hubo en la fábrica en el año 60 y ante la escasez de medios para salir adelante decide irse con un amigo a Suiza.
Lo que al principio iba a ser 1 año, terminan siendo 6. Al poco, la madre, verdadera cabeza de familia y el pequeño Carlos, con apenas 6 años se marchan a vivir con él. En aquellos tiempos, 1 franco, equivalía a 14 pesetas, como dice el título, así que en 1 mes, los "españolitos" ganaban en Suiza o Francia el sueldo de un año aquí.
Esos 4 millones de españoles que marcharon, sostuvieron mandando dinero desde el extranjero, la debilitada economía franquista haciendo creer a los que se quedaron, "que como en España, no se vivía en ningún sitio"… Uno de los grandes aciertos de la película es el casting elegido.
A Carlos Iglesias en el papel de Martín, el padre, hay que añadir el nombre de la estupenda Nieve de Medina, representando el prototipo de española de la época y haciendo un homenaje a todas las madres que con valentía saben sacar a los suyos adelante. Javier Gutiérrez (Animalario Teatro, le hemos visto también en "Torrente 3") es el amigo, compañero de fatigas del protagonista.
El aire tragicómico con el que trabaja Javier, nos hace recordar a otro gran actor, Jose L. Ozores.La idea de hacer la película, le surgió cuando trabajaba en televisión y todo el mundo empezó a hablar de los nuevos emigrantes que llenaban las calles de Madrid, procedentes sobretodo de Ecuador y Marruecos. El mal trato y la marginación que este sector de la población recibe por parte de una "sociedad española declarada, no racista" le dio pie para pensar en escribir un guión donde contar la buena experiencia que él mismo vivió 40 años atrás en Suiza. Pasó 2 años entrevistando trabajadores españoles e italianos y recopilando información de sus propios padres. El resultado es una historia quizás demasiado bien intencionada pero que tampoco termina cayendo en la sensiblería aunque yo hecho de menos, otro punto de vista quizás, menos blanco. Tampoco, está mal hacer una película divertida y que además tenga mensaje social.
Ciertamente es triste que la actual clase media española vaya con la ridícula pose, "de nuevos ricos" y ni siquiera salude al jardinero o al barrendero latino con el que se cruza todas las mañanas y eso que aquí, no tenemos el handicap del idioma que claro está, sí existía en Suiza.
Los 2 protagonistas llegan además al país tirolés, "sin papeles" y aún así son bien acogidos.
La película, nos hace reflexionar sobre la pésima situación de los emigrantes en la actualidad no sólo en España sino en toda Europa, no hay más que recordar las revueltas callejeras de hace unos meses en París. De hecho sucede también en Suiza, donde curiosamente las manifestaciones más reacias surgen de italianos y españoles asentados allí desde hace 2 generaciones y que parecen tener miedo a perder su status.Buscar financiación para sacarla adelante, le costó 4 años. La mayor parte de la película está rodada en Suiza pero no consiguió trabajar en régimen de co-producción. Fue finalmente el famoso productor y director, Eduardo Campoy el que confió en él. Carlos, habla maravillas de lo fácil que fue rodar con el equipo en el cantón de Sant Gallen (Suiza) donde les cedieron, escuelas, trenes de época, la fábrica etc sin cobrar. Gritar acción entonces, fue como volver a nacer, afirma el director. En España las cosas fueron más complicadas y costosas. Aquí ya sabemos, que nadie da nada gratis y menos a "los del cine".
Eso sí, parece que no tuvo que esforzarse mucho para localizar el San Blas de los años 60, "en el pueblo de Fuencarral encontramos viviendas de aquella época con un fondo de chabolas que nos ha permitido ahorrarnos los decorados". En fin que parece que España no ha cambiado tanto.
De todas formas, aunque Carlos Iglesias, viviera así su historia y para él, con 12 años fue un sufrimiento, "volver". Conocemos otros testimonios de emigrantes bien distintos pero esos, en cualquier caso serán protagonistas de otras películas. Desde "Extraños en el paraíso", le deseamos a Carlos y a todo el equipo, que la película tenga éxito. Haber si nos hace además reflexionar un poquito, a todos.
De ahí pasó a la serie de "casposo éxito, made in Antena 3"; "Manos a la obra" dando vida a Benito, uno de los dos chapuzas protagonistas, el otro era, Ángel de Andrés López.
Aunque Carlos tiene una innegable vis cómica, no fue hasta verle en su recreación de Sancho Panza, en la película de Manuel Gutiérrez Aragón, "El caballero D. Quijote" cuando nos fijamos realmente en él, como el gran actor que no obstante desde sus primeras apariciones en la pequeña pantalla, siempre fue.
Ahora se revela de nuevo con un protagonista entrañable en una estupenda película que se basa en su propia historia personal y que además dirige con bastante buen pulso, lo cual no resulta fácil en una ópera prima. Cómo el mismo comentó después de la proyección, "se ha ahorrado así mucho en psiquiatras" porque la familia protagonista recrea la suya propia y además pudo rodar en los escenarios naturales de su infancia.
Primero en el sótano donde nació, en el madrileño barrio de Argüelles y después en la casa donde se crió en un pueblecito montañés del norte de Suiza.
La historia de su familia, es igual a la de tantos otros españoles que emigraron a principios de los años 60 huyendo de la miseria en una España gris, que no daba ninguna oportunidad. El padre, mecánico profesional, pierde su trabajo en la Peugeot después del despido masivo de empleados que hubo en la fábrica en el año 60 y ante la escasez de medios para salir adelante decide irse con un amigo a Suiza.
Lo que al principio iba a ser 1 año, terminan siendo 6. Al poco, la madre, verdadera cabeza de familia y el pequeño Carlos, con apenas 6 años se marchan a vivir con él. En aquellos tiempos, 1 franco, equivalía a 14 pesetas, como dice el título, así que en 1 mes, los "españolitos" ganaban en Suiza o Francia el sueldo de un año aquí.
Esos 4 millones de españoles que marcharon, sostuvieron mandando dinero desde el extranjero, la debilitada economía franquista haciendo creer a los que se quedaron, "que como en España, no se vivía en ningún sitio"… Uno de los grandes aciertos de la película es el casting elegido.
A Carlos Iglesias en el papel de Martín, el padre, hay que añadir el nombre de la estupenda Nieve de Medina, representando el prototipo de española de la época y haciendo un homenaje a todas las madres que con valentía saben sacar a los suyos adelante. Javier Gutiérrez (Animalario Teatro, le hemos visto también en "Torrente 3") es el amigo, compañero de fatigas del protagonista.
El aire tragicómico con el que trabaja Javier, nos hace recordar a otro gran actor, Jose L. Ozores.La idea de hacer la película, le surgió cuando trabajaba en televisión y todo el mundo empezó a hablar de los nuevos emigrantes que llenaban las calles de Madrid, procedentes sobretodo de Ecuador y Marruecos. El mal trato y la marginación que este sector de la población recibe por parte de una "sociedad española declarada, no racista" le dio pie para pensar en escribir un guión donde contar la buena experiencia que él mismo vivió 40 años atrás en Suiza. Pasó 2 años entrevistando trabajadores españoles e italianos y recopilando información de sus propios padres. El resultado es una historia quizás demasiado bien intencionada pero que tampoco termina cayendo en la sensiblería aunque yo hecho de menos, otro punto de vista quizás, menos blanco. Tampoco, está mal hacer una película divertida y que además tenga mensaje social.
Ciertamente es triste que la actual clase media española vaya con la ridícula pose, "de nuevos ricos" y ni siquiera salude al jardinero o al barrendero latino con el que se cruza todas las mañanas y eso que aquí, no tenemos el handicap del idioma que claro está, sí existía en Suiza.
Los 2 protagonistas llegan además al país tirolés, "sin papeles" y aún así son bien acogidos.
La película, nos hace reflexionar sobre la pésima situación de los emigrantes en la actualidad no sólo en España sino en toda Europa, no hay más que recordar las revueltas callejeras de hace unos meses en París. De hecho sucede también en Suiza, donde curiosamente las manifestaciones más reacias surgen de italianos y españoles asentados allí desde hace 2 generaciones y que parecen tener miedo a perder su status.Buscar financiación para sacarla adelante, le costó 4 años. La mayor parte de la película está rodada en Suiza pero no consiguió trabajar en régimen de co-producción. Fue finalmente el famoso productor y director, Eduardo Campoy el que confió en él. Carlos, habla maravillas de lo fácil que fue rodar con el equipo en el cantón de Sant Gallen (Suiza) donde les cedieron, escuelas, trenes de época, la fábrica etc sin cobrar. Gritar acción entonces, fue como volver a nacer, afirma el director. En España las cosas fueron más complicadas y costosas. Aquí ya sabemos, que nadie da nada gratis y menos a "los del cine".
Eso sí, parece que no tuvo que esforzarse mucho para localizar el San Blas de los años 60, "en el pueblo de Fuencarral encontramos viviendas de aquella época con un fondo de chabolas que nos ha permitido ahorrarnos los decorados". En fin que parece que España no ha cambiado tanto.
De todas formas, aunque Carlos Iglesias, viviera así su historia y para él, con 12 años fue un sufrimiento, "volver". Conocemos otros testimonios de emigrantes bien distintos pero esos, en cualquier caso serán protagonistas de otras películas. Desde "Extraños en el paraíso", le deseamos a Carlos y a todo el equipo, que la película tenga éxito. Haber si nos hace además reflexionar un poquito, a todos.
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