En 1997, el cineasta Roberto Berliner descubre en una entrevista para la televisión, a las 3 hermanas, cieguitas- cantantes de Campina Grande.
La mayor, Maroca tenía ya 54 años, fueron como representantes del ganzá, fenómeno de la música popular brasileña. Entonces, decide ir a conocerlas y enamorado por su naturalidad, sentido del humor y sobretodo de sus voces, las sigue durante los 6 años siguientes, realizando una maravilla de película sobre sus vidas.
El género documental, supone un campo abierto a la experimentación y a la forma de contar una historia. Berliner consigue una intimidad total con estas hermanas gracias a la proximidad de las cámaras, a la integración entre ellas con el resto del equipo. En todo ese tiempo, el director, su propia familia, los técnicos y las hermanas son uno. Consiguen romper, no sólo la tan temida, cuarta pared sino todas las demás creando algo nuevo y completo.
Marina, Regina y Concepción Barbosa, más conocidas como Maroca, Poroca e Indaiá nacieron en el estado de Paraíba al nororiente de Brasil entre los años, 1943 y 1950. Hijas de un campesino alcohólico que las dejó huérfanas cuando eran niñas, llevan pidiendo limosna desde entonces por las calles de Campina Grande, la capital de la región. Las chicas, no se lamentan en absoluto por esta situación aludiendo al título, que traducido literalmente del portugués dice que "uno es lo que nació para ser".
Cansada de puntos de vista siempre trágicos, tristes, políticos o demasiado críticos esta película, enamora por su sencillez y porque aunque parte de una historia dramática, tanto Berliner como sus protagonistas la llevan por un camino positivo y vital. Las podemos ver desde pequeñas a través de varías imágenes de archivo en B/N de los años 60 y cuando apenas con 300 reales de pensión tenían que alimentar a 14 personas. Ellas cuentan como en la casa eran, los discapacitados quienes sostenían a los demás, "el feo trabajando, para que coma el bonito".
Maroca, sobresale como líder del grupo. Ella se sincera, hablando de su relación con las demás. Llega a admitir, que ahora siente amistad más que otra cosa por sus hermanas porque a lo largo de los años, le han hecho mucho daño. Sin embargo, tampoco concibe la vida, separada de ellas. Uno de los momentos cumbre, es cuando la propia Maroca admite estar enamorada de Roberto, el director y éste también ante las cámaras habla con ella y de la relación que se ha logrado establecer entre los 4.
Al comienzo, en 1998, este proyecto se presentó como cortometraje de 6 minutos participando en distintos festivales de cine y ganando premios. Ya desde su aparición en la tele estatal, las cieguitas- cantantes consiguieron cierta fama y después de protagonizar el corto, 2 años después, son invitadas al Festival de música de Salvador de Bahía, la capital mundial de la percusión.
Allí entusiasman al público más joven, que pide por favor que graben un disco.
Es entonces cuando Berliner, vuelve a ponerse en contacto con ellas y las sigue por Bahía y Sao Paulo donde dan más actuaciones, rodando así mucho más material que da lugar, a la preparación de un largometraje.Puede parecer que sus vidas dieron un giro, nada más lejos. Es verdad que ganaron algo de dinero y pudieron invertirlo en comprar una casa pero para poder mantenerse tuvieron que volver a salir a las calles del centro de Campina, a tocar el ganzá, como toda la vida.
Después de otro pequeño parón, Berliner termina la película, "una película muy grande" como dicen ellas, filmando 2 momentos cumbre; el primero es cuando en el año 2004 el presidente Lula les concede el premio de las artes por la contribución musical que vienen haciendo desde hace 40 años. De ahí sale un doble album, donde las hermanas cantan sus canciones de siempre, a dúo con estrellas de la música brasileña, como Gilberto Gil.
Yo no voy a parar hasta encontrarlo, así que ya os contaré como suenan en cd porque en directo, como podemos ver varias veces en la película, estas mujeres tienen magia.El otro momentazo, es cuando, las tres hermanas en una emocionante secuencia, perfectamente rodada, cumplen su sueño de bañarse en el mar, las 3 cogidas de la mano y desnudas.
Quien sabe si Roberto Berliner volverá a Campina a contarnos más sobre esas increíbles mujeres, ojalá…
La mayor, Maroca tenía ya 54 años, fueron como representantes del ganzá, fenómeno de la música popular brasileña. Entonces, decide ir a conocerlas y enamorado por su naturalidad, sentido del humor y sobretodo de sus voces, las sigue durante los 6 años siguientes, realizando una maravilla de película sobre sus vidas.
El género documental, supone un campo abierto a la experimentación y a la forma de contar una historia. Berliner consigue una intimidad total con estas hermanas gracias a la proximidad de las cámaras, a la integración entre ellas con el resto del equipo. En todo ese tiempo, el director, su propia familia, los técnicos y las hermanas son uno. Consiguen romper, no sólo la tan temida, cuarta pared sino todas las demás creando algo nuevo y completo.
Marina, Regina y Concepción Barbosa, más conocidas como Maroca, Poroca e Indaiá nacieron en el estado de Paraíba al nororiente de Brasil entre los años, 1943 y 1950. Hijas de un campesino alcohólico que las dejó huérfanas cuando eran niñas, llevan pidiendo limosna desde entonces por las calles de Campina Grande, la capital de la región. Las chicas, no se lamentan en absoluto por esta situación aludiendo al título, que traducido literalmente del portugués dice que "uno es lo que nació para ser".
Cansada de puntos de vista siempre trágicos, tristes, políticos o demasiado críticos esta película, enamora por su sencillez y porque aunque parte de una historia dramática, tanto Berliner como sus protagonistas la llevan por un camino positivo y vital. Las podemos ver desde pequeñas a través de varías imágenes de archivo en B/N de los años 60 y cuando apenas con 300 reales de pensión tenían que alimentar a 14 personas. Ellas cuentan como en la casa eran, los discapacitados quienes sostenían a los demás, "el feo trabajando, para que coma el bonito".
Maroca, sobresale como líder del grupo. Ella se sincera, hablando de su relación con las demás. Llega a admitir, que ahora siente amistad más que otra cosa por sus hermanas porque a lo largo de los años, le han hecho mucho daño. Sin embargo, tampoco concibe la vida, separada de ellas. Uno de los momentos cumbre, es cuando la propia Maroca admite estar enamorada de Roberto, el director y éste también ante las cámaras habla con ella y de la relación que se ha logrado establecer entre los 4.
Al comienzo, en 1998, este proyecto se presentó como cortometraje de 6 minutos participando en distintos festivales de cine y ganando premios. Ya desde su aparición en la tele estatal, las cieguitas- cantantes consiguieron cierta fama y después de protagonizar el corto, 2 años después, son invitadas al Festival de música de Salvador de Bahía, la capital mundial de la percusión.
Allí entusiasman al público más joven, que pide por favor que graben un disco.
Es entonces cuando Berliner, vuelve a ponerse en contacto con ellas y las sigue por Bahía y Sao Paulo donde dan más actuaciones, rodando así mucho más material que da lugar, a la preparación de un largometraje.Puede parecer que sus vidas dieron un giro, nada más lejos. Es verdad que ganaron algo de dinero y pudieron invertirlo en comprar una casa pero para poder mantenerse tuvieron que volver a salir a las calles del centro de Campina, a tocar el ganzá, como toda la vida.
Después de otro pequeño parón, Berliner termina la película, "una película muy grande" como dicen ellas, filmando 2 momentos cumbre; el primero es cuando en el año 2004 el presidente Lula les concede el premio de las artes por la contribución musical que vienen haciendo desde hace 40 años. De ahí sale un doble album, donde las hermanas cantan sus canciones de siempre, a dúo con estrellas de la música brasileña, como Gilberto Gil.
Yo no voy a parar hasta encontrarlo, así que ya os contaré como suenan en cd porque en directo, como podemos ver varias veces en la película, estas mujeres tienen magia.El otro momentazo, es cuando, las tres hermanas en una emocionante secuencia, perfectamente rodada, cumplen su sueño de bañarse en el mar, las 3 cogidas de la mano y desnudas.
Quien sabe si Roberto Berliner volverá a Campina a contarnos más sobre esas increíbles mujeres, ojalá…
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